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La historia está narrada en 3ra persona.
 El lugar es en el medio de la montaña y en el rancho de Don Pantaleón Minoguye no dice la fecha con exactitud.
  La maestra, los chicos (Apolinario Sosa, Juanita Chuspas, Melchorcito Guare, y los demás…)  los padres de los chicos, en la fiesta (Don Pantaleón Minoguye).
Definición virtud.  
Diccionario: Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos. || Integridad de ánimo y bondad de vida.
Internet: Una virtud es una "disposición constante del alma para las acciones conformes a la ley moral". La virtud se opone al vicio, y tiene una gran importancia para la vida ética.    
Yo creo que no tengo virtudes, y si las tengo yo no me doy cuenta, no sé analizarme a mí mismo. 
El cuento trata de:
 
Una maestra que está sola en la escuela, hacía la comida, limpiaba, daba clases, vivía en el fondo de curso, le daba todas las mañas a sus alumnos, los cuales llegaban en burro, caballo, caminando y en mulas.   
Un día, Apolinario Sosa llega a su casa con una nota de la maestra en el cuaderno, y les dijo a sus padres, sus padres miraron las letras rojas, pero como no sabían leer les pidieron al hijo que la lea, la nota decía: “Señores padres: les informo que su hijo Apolinario es el mejor alumno”, los padres lo abrazaron.
Al día siguiente pasó lo mismo que con otra chica. Y después Melchorcito Guare, llegó chillando de alegría, y se lo mostró a su abuelo, y así con sus 55 alumnos. Y así hubiesen quedado todo, si el hijo del boticario no hubiera llevado su felicitación. Y les cuenta: el boticario, Don Pantaleón Minoguye, apenas se enteró, quizo hacer un asado de festejo por que su hijo era el mejor de toda su región, y dijo; el hijo de Don Pantaleón Minoguye ha honrado a su padre, y por eso vamos a festejar con baile y asado en mi rancho. Al día siguiente el niño llegó con una nota para la maestra invitando a todos por el festejo de que su hijo es el mejor alumno.
Ya en la fiesta; todos estaban felices, bailando, festejando, compartiendo momentos, los chicos jugando
Después todos ya sentados a la mesa.
Don Pantaleón se subió a un banquito e hizo… ejem…. Y llamó la atención de todos. 

Y dijo:
Señoras, señores, vecinos, niños. ¡Queridos convidados!
Los he reunido a comer el asado aquí presente,
para festejar una noticia que me llena de orgullo.
Mi hijo, mi muchachito, acaba de ser nombrado
por la maestra, Doña Virtudes Choique, el mejor alumno.
Así es. Nada más, ni nada menos...
El hijo del boticario se acercó al padre, y le dio un
vaso con vino. Entonces el boticario levantó el vaso,
y continuó:
Por eso, señoras y señores, los invito a levantar
el vaso y brindar por este hijo que ha honrado a su
padre, a su apellido, y a su país. He dicho. 

Y ninguno levantó el vaso y se miraron entre sí
El primero en protestar fue el padre de Apolinario Sosa. Y dijo, yo no brindo nada acá el único mejor es mi hijo.
Y así empezó todo el alboroto con todos los padres diciendo que sus hijos eran los mejores.
Comenzaron a pelear, llegaron al punto de que Don Sixto Pillén agarrara de las trenzas a Doña Dominga Llanos, y todo se fuera para el lado del demonio, y la maestra alzó la voz y dijo: 
¡¡¡Paren!!! ¡¡Esto es una fiesta!! 
Todos bajaron las manos y se quedaron quietos. Todos miraron fiero a la maestra hasta que uno dijo:
¡es una mentirosa! A todos nos dijo lo mismo.
Virtudes Choique empezó a reírse loca de contenta.
Por fin, dijo:
–Bueno. Ya veo que ni acá puedo dejar de ense-
ñar. Escuchen bien, y abran las orejas. Pero abran
también el corazón. Porque si no entienden, adiós
fiesta. Yo seré la primera en marcharme.
Todos fueron tomando asiento. Entonces la señorita
habló así:
–Yo no he mentido. He
Dicho la verdad. Verdad que
pocos ven, y por eso no creen.
Voy a darles ejemplo de que
digo verdad:
Cuando digo que Melchor Guare es el mejor no miento. Melchorcito no sabrá las tablas de multiplicar, pero es el mejor arquero de la escuela, cuando jugamos al fútbol...
Y así dijo las virtudes de cada uno.
Todos los padres mirando para abajo y los niños sonriendo de la alegría.
Luego el boticario rompió el silencio y dijo:
¡A comer…! ¡la carne está a punto y el festejo se multiplica por 56! 
Comieron más felices que nunca. Brindaron. Jugaron a la taba. Al truco. A la escoba de quince. Y bailaron hasta las cuatro de la tarde.
 

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